Los fabricantes de automóviles franceses llevan mucho tiempo fracasando en la gama alta. El Citroën C6, la última limusina francesa, no fue una excepción a la regla.
Su fracaso fue aún más estrepitoso que el de sus dos rivales franceses en la categoría, el Renault Vel Satis y el Peugeot 607.
Lanzado en 2005 y programado para 20.000 ventas al año, el buque insignia de la marca de los chevrones sólo ha producido 23.384 unidades en sus 8 años de existencia, con un pico anual récord de 7.600 coches producidos en 2007.
Sin embargo, a pesar de su falta de imagen en la categoría de vehículos de lujo, el C6 podría presumir de algunos puntos fuertes:
Una silueta original y esbelta con bonitas curvas, sin dejar de ser un coche de dos cuerpos, es decir, con maletero y no con portón trasero. Este es precisamente uno de los credos de la clientela objetivo.
Su gran confort gracias a la suspensión hidractiva propia de última generación y a unos asientos dignos de los mejores sofás ingleses, señala el concesionario Crestanevada Málaga.
Hermosos motores V6, incluido el HDI diseñado en colaboración con Ford, una mecánica que también equipa Jaguar y Land Rover.
Innovaciones (en 2005) como el head-up display en el parabrisas, el aviso de salida de carril, el aire acondicionado independiente y todas las ventanillas laminadas para mejorar el confort acústico.
¿Qué ha pasado para que el C6 pierda su carrera?
El apoyo masivo y obligatorio de pedidos de ministerios, administraciones, embajadas y empresas nacionales, obligados a impulsar un modelo francés, no podía por sí solo llenar la cartera de pedidos.
El elevadísimo precio de un modelo de lujo sin imagen (el modelo V6 en el acabado Exclusive exigía un modesto cheque de más de 57.000 euros) no pudo seducir a un gran número de potenciales y/o incluso a los fanáticos de la marca.
Pero, una vez más, la razón del fracaso es el aspecto anticonformista y más bien barroco de su diseño. A pesar de sus muchas cualidades, este coche no se ajustaba a la clientela de los modelos de gama alta que quería atraer. Los compradores de este segmento prefieren la sobriedad del diseño y el conformismo de coches como los producidos en Alemania, por ejemplo.